2019-01-16Esta semana se dio a conocer que el Perú se posicionó como el cuarto mejor destino para las inversiones en exploraciones mineras en el mundo. Ello, sin duda, refleja una mayor confianza de las compañías para desarrollar esta actividad de alto riesgo en nuestro país.Según la firma S&P Global, las inversiones en este rubro minero en los cinco continentes sumaron alrededor de USD 10 mil millones en el 2018 (19% más que en 2017), monto que tuvo como principales receptores a Canadá (14%), Australia (13%), EE.UU. (8%), Perú (6%) y México (6%).Y aunque estas cifras difieren en algún punto con las del MEM, ambos coinciden en que dichos presupuestos están enfocados principalmente en impulsar proyectos brownfield, es decir emprendimientos para ampliar las minas existentes, y en menor medida proyectos greenfield (nuevos depósitos), que es uno de los grandes retos en la industria minera global.Consideramos sumamente importante incentivar el descubrimiento de nuevos yacimientos, que garanticen el crecimiento sostenido de nuestra economía en las próximas décadas, así como la atracción de mayores capitales. Este 2018, de enero a noviembre, se logró USD 4,181 millones de inversión en minería, monto mayor en 25.4% respecto al similar periodo del 2017, sin embargo, creemos que se podría llegar a más con un mayor compromiso en conjunto.Debemos entender que fomentar la inversión minera, con sus grandes capitales de inversión y capacidad de convocar tecnologías de última generación, contribuye no solo a traer divisas, sino también a poner a nuestro País en el camino de la cuarta revolución industrial, la cual viene marcando una nueva era para repensar los procesos internos de las grandes compañías mineras, mejoras que podrían reflejarse en el entorno de las mismas, por ejemplo, creando laboratorios, plantas piloto y centros de investigación, en sus universidades regionales.La transformación digital juega un rol importante en los desafíos de nuestra industria, ya que los sistemas inteligentes no solo incrementan la productividad y eficiencia de las operaciones, sino también contribuyen a tener minas más sostenibles, que reducen el consumo energético y la emisión de CO2, entre otras bondades en favor del cuidado del ambiente.Esta nueva era también comprende un cambio generacional en la industria minera, donde será preponderante la participación de los Millenials considerados una generación digital, hiperconectada y con altos valores sociales y éticos.