2023-01-08Por Juan Carlos Ortiz, vicepresidente del Instituto de Ingenieros de Minas del PerúLima, 08 de enero de 2023. El inicio del año nos brinda un rayo de esperanza para la Amazonía peruana. El Ministerio del Ambiente (Minam), a través del Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana, logró la restauración de 50 hectáreas de espacios naturales previamente devastados por la minería ilegal aurífera en Quispicanchis (Cusco) y Tambopata (Madre de Dios).Esta noticia positiva, impulsada por una inversión de 200 mil soles, destaca la capacidad de recuperación de ecosistemas dañados y marca un hito en la lucha contra los efectos nocivos de la minería ilegal.Sin embargo, este triunfo medioambiental se ve matizado por la situación minera en el país. El primer ministro, Alberto Otárola, considera que el 2024 será el año de las inversiones mineras, destacando la superación de obstáculos que impedían la concreción de nuevos proyectos, especialmente en exploración. Es así como habló de El Plan Unidos, propuesta presentada como un catalizador para generar estabilidad económica y buscar allanar el camino para proyectos mineros. Aun así, las declaraciones deben ser tomadas con pinzas y ver cómo se desarrollan los siguientes meses.Cambiando de panorama, y pese a las perspectivas alentadoras, las cifras revelan una realidad menos auspiciosa. Comparando con el mismo período del 2022, se evidencia una reducción significativa en las unidades mineras dedicadas a la búsqueda de nuevos yacimientos. De 429 en el 2022, hemos perdido 103 unidades para octubre del 2023. Esta disminución plantea interrogantes cruciales sobre el futuro de la industria minera, ya que la exploración es el pilar fundamental para su sostenibilidad.El descenso en las unidades mineras dedicadas a la exploración despierta inquietudes, ya que, sin nuevos proyectos y descubrimientos, la prosperidad y el crecimiento de esta industria se ven amenazados. La reducción en la actividad exploratoria podría traducirse en una escasez de recursos minerales en el futuro, afectando no solo la economía, sino también la posición del país en el mercado global de minerales.En este contexto, la necesidad de un enfoque equilibrado se hace más evidente que nunca. Mientras celebramos la recuperación de espacios naturales en la Amazonía, debemos abordar con cautela los desafíos que la disminución en la exploración minera plantea.En conclusión, el año nuevo 2024 se presenta como un año de dualidades para la industria minera peruana. Mientras celebramos la recuperación de espacios naturales en la Amazonía, debemos afrontar con cautela los desafíos que la disminución en la exploración minera plantea.La armonía entre el desarrollo económico y la preservación ambiental será la clave para un futuro próspero y sostenible. La apuesta por una minería responsable y sostenible se erige como el camino a seguir para asegurar que la riqueza de la Amazonía y los recursos minerales del país coexistan en equilibrio.
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