Por Juan Carlos Ortiz, vicepresidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú

Lima, 22 de diciembre de 2023. En los últimos días, el sector minero ha ratificado su firme compromiso con la transparencia y la gestión responsable de los recursos.

Este compromiso se refleja no solo en declaraciones, sino también en acciones tangibles, como el reciente otorgamiento del Certificado Azul a Antamina por parte de la Autoridad Nacional del Agua (ANA). Este reconocimiento destaca el papel clave de Antamina en el desarrollo sostenible y responsable de los recursos naturales, contribuyendo así a mejorar la percepción pública del sector.

Un ejemplo concreto de estos esfuerzos es el proyecto de Antamina para fortalecer la infraestructura hídrica en su campamento minero. La instalación de flujómetros y válvulas reguladoras de presión en la red de agua potable ha mejorado significativamente el control y monitoreo, resultando en una reducción del 11.5% en el consumo de agua.

Estas iniciativas no solo demuestran el compromiso ambiental, sino que también buscan una gestión más eficiente de este recurso vital. La minería responsable respeta los recursos hídricos y el consumo del mismo por parte de las comunidades.

En paralelo, el panorama de inversiones sigue dando señales de recuperación. Gold Fields ha anunciado su participación en la expansión de Chakana Cooper, impulsando así el desarrollo del proyecto Soledad, rico en cobre, oro y plata de alta ley. Este movimiento augura ingresos significativos, proyectando hasta 3,000.000 de dólares canadienses para Chakana.

A pesar de estos avances, el sector no está exento de desafíos. Según el 33° Observatorio de Conflictos Mineros en el Perú (OCM), el 2023 marcará el ciclo de conflictos sociales más intenso de los últimos 7 años, superando los 220 casos, la mayoría vinculados a la actividad minera. Este llamado de atención subraya la necesidad de abordar las preocupaciones y tensiones que persisten en torno a la minería para garantizar un desarrollo sostenible y armonioso.

En conclusión, mientras la industria minera cosecha reconocimientos y atrae inversiones, no podemos pasar por alto los retos que enfrenta. La clave reside en encontrar un equilibrio entre el desarrollo económico y la preservación del entorno social y ambiental.