En el marco del Jueves Minero, el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP) brindó un merecido homenaje por los 100 años de Ernesto Baertl Montori, exitoso hombre de minas entregado al desarrollo de la minería y del país, y reconocido por su destacado espíritu altruista.

“Él estuvo inmerso en el mundo de la minería desde sus primeros años de vida. Residió en su infancia en la mina de Colquijirca donde trabajaba mi padre y llegó a cursar los primeros año del colegio en dicho pueblito allá por los años 20”, compartió su hermano Augusto Baertl

Aunque graduado luego químico industrial, Ernesto sintió una pasión por la minería. En el 1950 optó por incursionar en minería asumiendo la superintendencia general de la mina Caudalosa Grande de la Corporación Castrovirreyna.

Roque Benavides, presidente de Buenaventura, señaló que Ernesto Baertl siguió el legado de su padre Don Ernesto Baertl Schutz para promover la minería formal, no siendo un ingeniero de minas, fue un promotor del desarrollo de alrededor de una decena de minas en el Perú.

“Fue un hombre alegre, bromista y generoso. Tuvo una amistad admirable con mi padre Don Alberto Benavides de la Quintana y ambos tuvieron vidas paralelas”, refirió Benavides.

Agregó que Ernesto Baertl contribuyó sobremanera en el campo productivo y tecnológico en Milpo y también fue un hombre comprometido con la actividad gremial, promoviendo la constitución del Instituto de Estudios Económico Minero.

Por su parte, Felipe Ortiz de Zevallos, fundador de Grupo Apoyo, recordó que gracias a él Milpo fue una de las empresas pioneras en la búsqueda de la tecnología disponible para asegurar la eficiencia operativa en un contexto de continua modernización de la minería.

“Ernesto Baertl tenía una maravillosa combinación de sabiduría y tranquilidad. Consideraba que la buena relación con los trabajadores y sus familias era esencial para el desarrollo fructífero de cualquier empresa”, afirmó.

Del mismo modo, Roberto Nesta, presidente de FIMA, compartió que Ernesto Baertl fue una persona que realizó una serie de actividades y siempre de manera exitosa. “En los años 70, Ernesto Baertl decidió contratar a una empresa de ingeniería para que diseñe la ampliación de sus plantas y la lleve a una capacidad de 2,000 TPD, la cual no tenía ninguna de las minas medianas existentes en el país en ese entonces”, apuntó.

Agregó que años más tarde, y fruto del deseo de modernidad para obtener mayores eficiencias. “Decidió adquirir unos carros mineros de gran capacidad con tecnología sueca, los cuales tenían la singularidad de poder descargar mineral de manera continua y sin detenerse”, afirmó.

Víctor Gobitz, presidente del IIMP, recordó las recomendaciones al equipo de Volcan de Ernesto Baertl, con su basta experiencia, para el reinicio de actividades de la mina Reliquias de Corporación Minera Castrovirreyna, la cual estuvo inoperativa por más de 15 años.

“Esa recomendación desinteresada por parte de Ernesto Baertl fue símbolo de su generosidad y colaboración. Estoy satisfecho por rendir homenaje a una persona que ha dado tanto por nuestra patria”, remarcó.

En la jornada también participaron los hijos de Ernesto Baertl, Luis José y María Baertl, quienes recordaron gratamente las vivencias con su padre. “Siempre me aconsejó a seguir por el camino correcto, a sentir aprecio por nuestro prójimo y a sentirme orgullo de la minería peruana”, contó.

A su turno María Baertl dijo que la valla que les dejó su padre es muy grande y deja un legado minero de profundo altruismo para que sigan aprendiendo lo más esencial de él para el desarrollo de nuestra industria. La sesión fue moderada por Augusto Baertl, hermano del homenajeado.